ELECTROHIPERSENSIBILIDAD

Qué es, síntomas

¿QUÉ ES? 

La Electrohipersensibilidad (EHS) ha tenido diferentes denominaciones, entre ellas: “Enfermedad de radar”, “Síndrome de microondas”, “Intolerancia Ambiental Idiopática” atribuida a los campos electromagnéticos, “Electrosensibilidad” o  “Sdr. De Intolerancia a los Campos Eletromagnéticos”

La Electrohipersensibilidad (EHS) es un síndrome clínico caracterizado por una respuesta fisiopatológica del organismo desencadenada ante la exposición a radiación no ionizante, a unas intensidades muy por debajo de los límites máximos permitidos por los estándares internacionales de seguridad de radiación.

En el año 2005 la OMS tipificó que la electrohipersensibilidad: “se caracteriza por una variedad de síntomas no específicos que difieren de un individuo a otro. Los síntomas son ciertamente reales y pueden variar ampliamente en su gravedad. Sea cual sea la causa, la hipersensibilidad electromagnética puede ser un problema incapacitante para la persona afectada“.

Algunos autores engloban a la EHS dentro de lo que se denominan SSC (Síndromes de Sensibilización Central), junto con el SFC/EM (Síndrome de Fatiga crónica), la Fibromialgia y la SQM (Sensibilidad Química Múltiple). Otros autores la consideran como una patología ambiental incipiente, con implicaciones de alto riesgo para la Salud Pública mundial.

Antenas en tejados

Las personas afectadas suelen, en muchos casos, presentar varias de estas patologías a la vez, existiendo una comorbilidad frecuente. Así, por ejemplo, aproximadamente un 50% de las personas que sufren de Sensibilidad Química Múltiple son sensibles a los campos electromagnéticos. Son enfermedades crónicas, inflamatorias y multisistémicas, ya que se ven afectados varios sistemas como el Neurológico, el Inmune y el Endocrino, fundamentalmente. También suele afectar a otros como el Digestivo.

La EHS está siendo científicamente investigada desde hace años:

Hojo et al., 2018; Belyaev et al., 2016; De Lucas et al., 2014; Belpomme e Irigaray, 2020; Piras et al., 2020; Belpomme et al., 2015; Stein y Udasin, 2020; McCarty et al. Carpenter, 2015; Marino, 2013; Havas 201; Leitgeb y Schröttner, 2003; Rea et al., 1991.

Algunos autores opinan que hasta cierto punto, toda vida es electrosensible y los umbrales para la percepción consciente en las personas variarán en función de la edad, el sexo y la fisiología individual, y que existen subgrupos de sujetos extremadamente hipersensibles.

En cuanto a los MECANISMOS FISIOPATOLÓGICOS que explican esta hipersensibilidad a los campos electromagnéticos están, como en tantas enfermedades, en continua investigación.

Según la literatura científica acerca de las interacciones de los campos electromagnéticos (CEM) con los sistemas biológicos, son posibles varios mecanismos de interacción. Un mecanismo plausible a nivel intracelular e intercelular, por ejemplo, es la interacción vía la formación de radicales libres o estrés oxidativo y nitrosativo. Se centra en el aumento de la formación de peroxinitrito (ONOO -) a partir de una reacción de monóxido de nitrógeno (NO) con superóxido (O2 -). Debido a su relativamente larga vida media, el peroxinitrito daña un gran número de procesos metabólicos y componentes celulares esenciales, dando como resultado una inflamación generalizada y crónica.

Enlace al Ciclo NO-ONOO

Muchas personas con electrosensibilidad y/o diagnósticos de SQM, SFC y FM, padecen activaciones recurrentes de infecciones por Epstein Barr, Herpes, Citomegalovirus o incluso infecciones crónicas de Borrelia y otros patógenos, lo que podría ser un factor más de stress fisiológico interno que incide negativamente en las mismas vías metabólicas alteradas y comprometidas.

Por supuesto, además de la principal causa, que sería la exposición a químicos y campos electromagnéticos, también se ha observado que existe en algunos de estos pacientes una predisposición genética (polimorfismos genéticos)

Otro de los posibles factores predisponentes desencadenantes podría ser un elevado estrés mantenido de forma crónica, o un trauma importante; así como un sistema inmunitario deprimido.

Otros autores abogan más por la alteración neurológica como la causa principal de la patología, y los factores ambientales serían secundarios.

Por otro lado, se ha demostrado que la mayoría de los individuos con EHS, al comienzo de sus síntomas, no tienen conocimiento sobre los efectos en la salud de los CEM no ionizantes, lo que hace imposible el efecto nocebo como causa (como apuntan algunos científicos, movidos en la mayoría de los casos por conflicto de intereses).

La realidad de la omnipresencia de los CEM, con su rápida expansión en los últimos años, ha generado una situación en la que las personas electrosensibles cada vez tienen más dificultad para encontrar sitios bajos en radiación para vivir y trabajar, lo que tiene como consecuencia un estado de salud alterado de forma permanente y la imposibilidad de conseguir la remisión total de los síntomas. Aun así, es fundamental disponer de lugares lo más limpios posible porque suponen una marcada diferencia en el estado de salud de las personas afectadas.

SÍNTOMAS

Los síntomas pueden aparecer ante exposiciones agudas o crónicas en el entorno del paciente (laboral, hogar, medio ambiente), y las exposiciones repetidas dan como resultado la sensibilización del cuerpo y el consiguiente aumento de la respuesta.

Esta sintomatología varía en cada persona en función de su biología, de las frecuencias a las que está sensibilizada, y de la intensidad, proximidad y  duración de la exposición a CEM. Los síntomas pueden aparecer de forma inmediata o después de unas horas, y la mejoría se puede dar de forma inmediata al alejarse de la fuente emisora o durar los síntomas horas o incluso días. El efecto de la radiación es acumulativo y sumatorio con el tiempo de exposición, y la mayoría de las personas EHS expresan que dicho efecto es directamente proporcional a la densidad de potencia de inmisión. Los síntomas reaparecen cuando la persona se vuelve a exponer.

Los síntomas más comunes:

  • Mal estado general, debilidad, cansancio, fatiga extrema,  dolor de cabeza, dolores musculares y articulares, dolores constantes tipo gripe, distermias (cambios constantes de frío y calor), temblores, calambres o espasmos musculares, hormigueos, sensación de quemazón
  • Dificultad de concentración, sensación de lentitud mental, pérdida de memoria, dificultad para recordar palabras habituales o situaciones vividas, confusión mental, desorientación en el espacio y en el tiempo, agitación mental
  •  Mareos, vértigos, sensación de inestabilidad
  •  Ansiedad, labilidad emocional, estrés, irritabilidad, depresión
  •  Insomnio, sueño no reparador, sueños muy agitados y vívidos
  •  Hiperactividad en niños
  • Sequedad de mucosas, prurito, urticaria, petequias, dermografismo y alteraciones cutáneas
  •  Dolor ocular, visión borrosa
  • Intolerancia a la luz (tanto artificial como natural. Depende del grado de afectación), y al ruido
  •  Nauseas, vómitos, distensión abdominal, diarrea
  • Acúfenos, dolor de oído, sensación de pinchazos en los oídos
  •  Frecuente sangrado nasal
  • Urgencia urinaria, micción frecuente, incontinencia urinaria
  • Dolor en el pecho, palpitaciones, taquicardia, arritmias
  • En casos graves y avanzados se puede encontrar alteración del Sistema Nervioso Periférico con neuropatía de extremidades superiores y/o inferiores (parestesias, alteración de la sensibilidad termoalgésica y en casos muy avanzados atrofia muscular)

El cuadro sintomatológico es muy amplio, lo que no quiere decir que una misma persona experimente todos los síntomas. Por lo general varía en función de cómo se encuentre la persona en ese momento, de cuál sea su órgano diana, incluso varía por temporadas. Aunque la persona sea más sensible a un tipo de frecuencias en concreto, por lo general, al final terminan sensibilizándose y reaccionando a todos los tipos de radiación.

Ser EHS significa experimentar estados recurrentes de estrés o enfermedad, cuando se vive rodeado de Campos Electromagnéticos (CEM).

 

PREVALENCIA

Actualmente, muchos pacientes con EHS son diagnosticados por una combinación de médicos generalistas y especialistas, y este número está creciendo a medida que los médicos se vuelven más conocedores de la literatura científica. Aun así todavía es muy insuficiente.

El hecho de no existir el reconocimiento formal con criterios diagnósticos de caso tiene como consecuencia el no poder disponer de estadísticas oficiales de prevalencia, por lo que la única forma de acceder a esa información son encuestas sobre población general. Según una revisión de estudios, “la prevalencia de los EHS se ha estimado en un 1,5% en Suecia, un 5% en Suiza, un 3,2% en California, un 3,5% en Austria y un 4% en el Reino Unido”. Estas cifras incluyen desde los grados más severos hasta los más leves.

En cuanto a la prevalencia por sexo, a pesar de que no existen registros oficiales, es una constante en todos los estudios sobre población electrosensible una mayor prevalencia femenina que oscila entre el 66% y el 85%.

EQSDS, Electro y Químico Sensibles por el Derecho a la Salud

Conseguir que las personas con Electrosensibilidad y Sensibilidad Química Múltiple podamos vivir y habitar este mundo en igualdad de condiciones y con los mismos derechos que el resto de las personas..